Acerca de mí

Mi foto
Ingeniero en Industrias Alimentarias de la Universidad Nacional Agraria La Molina, pero que se dedica a un montón de cosas, como escribir en sus ratos libres. Gusta de política, economía, fútbol, música, entre otros. Hobby principal: investigación histórica, principalmente a la Guerra con Chile, y también investiga sobre el actual desarrollo de las empresas peruanas. Es coautor del libro "La Última Resistencia. La batalla en el Morro Solar de Chorrillos el 13 de enero de 1881".

viernes, 30 de enero de 2015

Linio y sus problemas de extorno

Página web vende productos que no tiene en stock

No hay duda alguna que en el siglo XXI se expandió las ventas por internet. En el Perú muchos comprábamos por MercadoLibre.com, ebay o Amazon. En los dos últimos sitios es para adquirir productos del extranjero, difíciles o imposibles de adquirir en nuestro país, pagando con tarjeta de crédito (el medio de pago PayPal es subsidiaria de eBay). En MercadoLibre.com un usuario pone en venta un artículo que lo adquiere otra persona y la transacción generalmente se realiza persona a persona, frente a frente, en efectivo. En lo personal, yo he adquirido varios libros y revistas del extranjero a través de Abebooks.com.

Facebook de Linio del 13 de enero del 2015


En el último lustro incursionaron en nuestro país varios portales alternativos a los anteriormente nombrados. Uno de ellos es Linio.com, que llegó a nuestro país el año 2012.

Linio es un portal web presente en siete países (México, Colombia, Venezuela, Argentina, Panamá, Chile y Perú) que le pertenece a la empresa alemana Rocket Internet AG, fundada en Berlín en el año 2007 por los hermanos Marc, Oliver y Alexander Samwer. El 2 de octubre del año pasado, Rocket debutó en la Bolsa de Frankfort.

Facebook de Linio del 19 de enero del 2015

Rocket Internet se especializa en portales web. Otros negocios de Rocket Internet son el portal web Hellofood, que es un online food delivery; Jabong, que es venta de ropa en la India; Zalora, que es venta de ropa en Lejano Oriente; Jummia, un retailer de Africa, una inversión de US$15 millones de la aplicación para llamar taxi Easy Taxi,(1) entre otros.

Linio es un retailer on line, como lo definió su gerente de marketing, Ernesto Barrios, en una entrevista en el portal de Gestión.(2) Barrios afirma que señala que:

“Linio tiene casi 25 categorías y 45 mil productos que van desde hogar, acá puedes comprarte tu parrilla, tus muebles, tu cocina, hasta fashion, mascotas, belleza, perfumes.

Es decir, queremos ser un “one stop shop”, una tienda donde vas una sola vez y encuentras todo, desde pañales que vendemos de Procter & Gamble hasta parrillas profesionales de S/. 1,000.”

El director gerente de Linio Perú desde septiembre del año pasado es Martín Romero Wolf, quien reemplazó a Fernando D’Alessio Benzaquen.

Pues bien, basta revisar su página en Facebook (ver aquí) para darse cuenta que Linio tiene muchísimos clientes descontentos. No es necesario una revisión exhaustiva, sólo los post del último mes.

Algunos de los reclamos de los clientes de Linio son porque los productos no llegan en la fecha acordada o porque no pudieron validar un descuento que se ofrece en línea. También hay reclamos porque venden productos malogrados, inclusive hay un reportaje al respecto.(3)

Facebook de Linio del 29 de enero

Pero los principales reclamos son porque adquieren un producto y después de dos o tres días los llaman diciendo que el producto que compraron no lo tienen en stock. Lo peor de todo es que Linio se demora muchas semanas en reembolsar el dinero que pagaron sus infortunados clientes. Los clientes se quejan de que Linio no les responden por email y que es un calvario llamar por teléfono, pues “te ponen música de fondo por horas”, como contó una amiga mía que se encuentra entre los perjudicados por Linio. Esto en realidad es un verdadero maltrato al cliente, pues no pueden excusarse en que el producto vino mal de fábrica o que el courrier se demoró. El reembolso de dinero o extorno (porque el cliente usó una tarjeta de crédito) es una operación sencilla de hacer de manera virtual, tal como trabaja Linio. Si se demoran en realizar el extorno es porque es una empresa que no tiene mucha liquidez o porque “se están financiado gratuitamente con el dinero de clientes disconformes”, como una persona escribió en la cuenta de Linio el último 23 de enero.

Facebook de Linio del 29 de enero

Además, Linio no toma en cuenta que el dinero tiene un valor en el tiempo (además que las tarjetas de crédito cobran comisiones por uso), devolviendo el dinero sin intereses a pesar que pasan casi dos meses desde que comunicó al cliente de que no hay en stock el producto que compró.

También leo entre las quejas que los clientes no pueden acceder al Libro de Reclamaciones.

Leyendo tantas quejas en el Facebook me sorprende que aún no intervenga Indecopi. Martín Romero de Linio u Oliver Samwer, CEO de Rocket Internet,  deben actuar pronto para que estos problemas de Linio en Perú no pasen a mayores, no vaya a ser que Indecopi inicie les inicie un procedimiento de oficio si es que ya no lo inició.

Facebook de Linio del 23 de enero 


Notas

(1)    “Easy Taxi recibió inversión de US$15 millones de Rocket Internet”, en PulsoSocial.com, 25 de junio del 2013 (ver aquí)
(2)    "Linio apunta a ser el actor más grande de comercio electrónico en Sudamérica", en Gestión.pe, 11 de diciembre del 2014 (ver aquí)
(3)    “Linio: Reclaman a empresa por entrega de laptop defectuosa”, en Perú.com, 12 de enero del 2015 (ver aquí)

miércoles, 14 de enero de 2015

Extranjeros fusilados durante la destrucción de Chorrillos en 1881

Es conocido que después de la batalla de San Juan (13/I/1881) una parte de las tropas chilenas se dedicó a la destrucción de Chorrillos, el balneario más bello del Perú del siglo XIX. Existe la historia de que 13 bomberos italianos de la Compañía Garibaldi de Chorrillos fueron fusilados por el ejército chileno cuando intentaban apagar los fuegos del balneario (ver aquí). Estuve investigando que tan cierta era esta versión y no hay nada similar escrito en los diarios o por los historiadores de la época (Barros Arana, Caivano, Markham, Paz Soldán, Vicuña Mackenna), sólo he encontrado relatos de este hecho en años posteriores a la guerra, no del mismo año de 1881, pero si encontré un hecho parecido, el fusilamiento de extranjeros en Chorrillos, entre ellos tres italianos, ocurrido el 14 de enero de 1881.

La narración de este suceso la encontré en el archivo del Foreign Office (Relaciones Exteriores) británico, cuyas fotocopias de microfilm se encuentran en la biblioteca del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú (IEHMP) hace cuatro décadas.

Spenser St John, ministro plenipotenciario británico en Perú, escribió un oficio al secretario de Asuntos Exteriores, conde de Granville, el 9 de agosto de 1881, en donde señala la responsabilidad que tiene el general Baquedano, jefe del ejército chileno, en la destrucción de Chorrillos, así como la muerte del doctor inglés Maclean en aquel acontecimiento. Entre los varios documentos que anexa, hay una relación de reclamos británicos al Gobierno de Chile por daños en Huanillos, Pisagua, Miraflores, Chorrillos, Barranco, Ancón, Macas, Chimbote, Paita, Callao, Quilca, Supe, Arica y Cerro Azul por montos que ascendían a S/. 54,328.59 y £ 64,291 - s. 18 - d. 2,(1) y una declaración en francés de Charles Orengo al ministro plenipotenciario francés en Perú, Eugene Domet de Vorges.

Spenser St John
Foto: http://middleton-stjohns.com/

EL TESTIMONIO DE ORENGO

Charles Orengo fue un francés que residió en Chorrillos y fue testigo de la destrucción del balneario.

Orengo cuenta que a las 5 am del jueves 13 de enero de 1881, se levantó por un cañoneo consecutivo. Salió de su casa, portando 2,000 soles y su reloj con su cadena, después de haber colocado en su casa un letrero que decía Français como lo recomendó la Legación de su país.

Situado en una altura, Orengo fue testigo de la batalla hasta las 8 am, cuando vio que las rabonas corrían hacia la costa y las tropas peruanas se dispersaban. Orengo se escondió detrás de una gran roca en la orilla del mar con unos italianos. Fue testigo como los peruanos desde el Morro Solar se arrojaban al mar, muriendo algunos al estrellarse en las rocas, y otros retirándose a Chorrillos.

Como los chilenos empezaron hacer fuego sobre la costa, Orengo cuenta que un italiano izó una bandera blanca con una falda que le arrancó a una mujer. Los chilenos capturaron a los hombres y un jefe les interrogó sobre la existencias de minas, a lo que Orengo respondió que el Gobierno de Piérola ocupaba una habitación en el Club Regatas y que ahí residió un norteamericano que había colocado torpedos.(2) Orengo se separó del grupo y acompañó al subteniente Fuenzalida y a 30 soldados chilenos a buscar un salón donde alojarse.

Orengo cuenta que pasó la tarde del 13 tranquilo con Fuenzalida. Cuando cenaba con él, se acercó un soldado chileno para decirle que encontró a un soldado peruano escondido detrás de un bote y cuando le intimó rendirse le disparó; Fuenzalida ordenó que lo fusilen y lo arrojen al mar.

Placa de la biblioteca del
Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú

El viernes 14 Fuenzalida le preguntó a Orengo si tenía licor y comida en su casa, a lo que respondió que aves de corral y pan.  Un sargento y dos soldados acompañaron al francés y a un italiano, Angelo Descalzi, quien debía cargar los alimentos. Orengo vio que las casas de la esquina de la calle Del Sol estaban en llamas y que el fuego comenzaba en el extremo de la calle La Mona, “pero que todas las casas ya habían sido saqueadas”.

La excursión fue inútil porque no había nada en la casa de Orengo. Al regreso pasaron por la calle del Tren y fueron testigos de los incendios y robos.

“En el trayecto, nosotros vimos el robo, el pillaje, el incendio, la muerte” narró Orengo, quien al arribar al hotel Terry a las 3 pm, se dio con la sorpresa que Fuenzalida había sido relevado por un subteniente del regimiento Santiago. Ese día 14, Orengo se la pasó sin beber y sin comer. A las 5:30 pm  llegó el capitán Aguirre con 24 soldados y se llevaron al cementerio a Orengo y a los demás: un francés, un portugués, tres italianos y unos pescadores pobres, “cuyo único delito fue haberles proporcionado pescado en la playa”.

Orengo cuenta que llegaron a las 6 pm y que tres peruanos heridos fueron fusilados en el camino. Como el capitán Aguirre le dijo a Orengo que lo iban a fusilar, para salvar su vida le entregó 2,000 soles y su reloj con cadena. Aguirre ordenó que Orengo se quedará atrás mientras él se bajó del caballo y marchó con el resto, que fueron fusilados. Ellos fueron el francés Pierre Gorrio, los italianos Paulino Marsano, Lucas Chiappe y Angelo Descalzi y el portugués Juan Pereira. Gorrio y los italianos eran conocidos de Orengo, quien dijo que ellos eran vendedores de limonada y propietarios de tiendas de comestibles, además que Gorrio dejó esposa e hijos. Pereira era un pescador desconocido para Orengo.

Luego de los fusilamientos, Orengo le dijo al capitán Aguirre que en su casa tenía un objeto de oro valorado en 50 soles, lo que era una mentira porque el mismo Orengo había visto su casa quemarse a las 2 pm. En efecto, cuando fueron a la casa, esta seguía en llamas por lo que Orengo no podía cumplir ningún obsequio. El capitán Aguirre intentó matar a Orengo, pero desistió después de las suplicas de este y lo dejó en la calle del Tren a las 7 pm, frente al cable submarino que estaba ardiendo. Orengo cuenta que se escondió en un corralón, mientras afuera los chilenos ebrios disparaban al aire y se disputaban el botín.

A las 6 am del día 15, Orengo salió del corralón y encontró al inglés Scott, plomero de Chorrillos, junto con Le León, teniente de navío francés observador de la campaña en el Ejército chileno, quien le ofreció agua y galleta. Le Léon lo llevó al cuartel chileno, lo dejó en una ambulancia y le dejó su tarjeta.

“El mismo día a las 12, yo reconocí en el cuartel al capitán chileno que me salvó la vida y al saludarlo se perturbó un poco; le enseñé la tarjeta de Le Léon y al leer el nombre me dijo que lo espere al pie de una columna que allí había, para devolverme el dinero que le había dado para salvarme la vida. Efectivamente, él fue a los diez minutos con el dinero, el cual faltaba algo, e igualmente quería devolverme mi reloj, a lo que yo le pedí que lo guarde como recuerdo mío”.(3)

Charles Orengo no vivió mucho tiempo después de ese acontecimiento, pues falleció en Lima el martes 18 de enero de 1881. St John escribió que murió de sobreexcitación.

EL TRIBUNAL FRANCO-CHILENO Y LOS CASOS DE ORENGO Y GORRIO

Después de la guerra, Chile formó tribunales de arbitraje con Inglaterra, Italia, Francia y Alemania para solucionar los reclamos de los ciudadanos de esos países por los daños de propiedades y lesiones personales que recibieron durante la guerra. Entre los casos que se alistaron para presentar al Tribunal Franco-Chileno están el de Charles Orengo y el de Pierre Gorrio. El punto débil del caso estaba en que Orengo fue el único testigo del fusilamiento de Gorrio, del portugués Pereira y de los italianos Descalzi, Chiappe y Marsano y falleció antes de que se instalara el tribunal.

Para la sustentación las demandas, la Legación francesa en Lima contrató al abogado peruano Guillermo Seoane, uno de los más reconocidos juristas del siglo XIX.

Foto del autor

Desde un inicio, Vorges intentó una compensación de Chile para Orengo, inclusive después de su muerte. “Ninguno de los oficiales citadas por el señor Orengo existía en el ejército”, le respondieron a Vorges en 1881, pero cuatro años después, Seoane encontró que el capitán Manuel Aguirre estuvo el año 1881 en el regimiento Esmeralda que integró la expedición Letelier en el centro del Perú.(4)

En un contra-memorándum de respuesta al memorándum de Jose Eugenio Vergara, abogado que defendía a Chile de las demandas en el tribunal, Seoane defiende las reclamaciones francesas. Así narra que en Chorrillos perdieron su casa los franceses Dominique Ahanneau, Urbain Bon, Pierre Cluzeau, Félix Dibós, Bernard Gaillour, Gustave Heudebert, Gentil Layet, Félix Léonard, Jean Baptiste Malherbe y los hijos de Charles Orengo y Pierre Gorrio.(5)

Seoane transcribe varias partes de la declaración de Orengo y para sustentarla cita a otros testigos de los hechos de aquel día.

El italiano Domingo Massabó confirma que estuvo en la orilla del mar junto a los franceses Orengo, Gorrio y otros, bajo los peñascos del Salto del Fraile. Estuvieron una hora en el escondite hasta que se llenó de soldados dispersos, por lo que decidieron irse, “pero tan luego que salimos al descubierto, el gran número de balas que veíamos caer al agua, nos hizo retroceder á nuestro sitio; sólo el súbdito francés Pedro Gorrio continúo adelante”.

Massabó cuenta que Los chilenos les hicieron fuego y una mujer que iba con ellos rompió un pedazo de fustán, lo amarró en el bastón de Massabó y se puso de bandera. Un oficial chileno les ordenó que suban al Morro y les inquirió si sabían de la existencia de minas, a lo que Orengo respondió que en el hotel Terry podrían haber porque unos norteamericanos estaban allí ocupados en el trabajo de torpedos. El mismo oficial se llevó a Orengo y a un portugués acompañarlo al hotel. Según Seoane, el hotel Terry estaba “situado al nivel de los baños, es decir, muy abajo del pueblo de Chorrillos”.(6)

Fidel Giovanini señala que el 14 de enero obtuvo un pase del general Baquedano para asilarse en una balandra de bandera alemana y bajó al hotel Terry, en donde encontró a los franceses Orengo y Gorrio y que el portugués Pereira lo condujo a bordo, agregando que Gorrio quiso acompañarlo pero no pudo porque no tenía permiso. Gorrio se había refugiado en el hotel Terry para alejarse de los peligros de la población, fue detenido por los chilenos y fusilado el día 14. (7) La casa de sus hijos en Chorrillos fue incendiada por los chilenos el 22 de enero de 1881, nueve días después de la batalla.(8)
José Cabañas también estuvo ese día 14 en el hotel Terry, pero salvó del fusilamiento porque estaba en la cocina cuando llegó la tropa a llevarse a los franceses Orengo y Gorrio y demás personas.(9)

El Tribunal Franco-Chileno no dieron sentencia alguna, por lo que nos quedamos con la duda de que tan ciertos eran los casos de Orengo y Gorrio. Chile y Francia firmaron un Protocolo el 26 de noviembre de 1887, mediante el cual Chile pagaba 300,000 pesos de 38 d. (£ 47,500) a Francia por todas las reclamaciones de ciudadanos de su país, entre ellos, los descendientes de Orengo y Gorrio.(10) Francia debía determinar como repartía ese monto entre los demandantes.

CONCLUSIONES

Nunca hubo fusilamientos de bomberos italianos cuando ellos apagaban los fuegos del incendio de Chorrillos. Lo más probable es que los italianos muertos en Chorrillos por las tropas chilenas eran miembros de la compañía de bomberos Garibaldi que hasta hoy existe y con el paso del tiempo, la versión sobre su muerte se haya ido deformando. Inclusive se menciona un bombero italiano fusilado llamado Giuseppe Orengo, pero tal nunca existió, sino es el nombre que reemplazó a Charles Orengo.

El testimonio de Charles Orengo permaneció inédito hasta que fue publicado en 1885 por Guillermo Seoane, pues personalmente he revisado libros y diarios entre 1881 y 1884 y nunca lo he visto publicado. Lamentablemente, su falta de publicación generó o aumentó el mito de los bomberos italianos.

Por Orengo sabemos que cinco extranjeros fueron fusilados al día siguiente de la batalla y revisando documentos de la época veo que los chilenos también asesinaron a dos ingleses y otros cinco italianos, demostrando que si bien no hubo bomberos, si hubo extranjeros, en su mayoría italianos, asesinados en Chorrillos

NOTAS

(1)    En aquella época, una libra esterlina se dividía en 20 chelines y cada chelín, en 12 peniques.
(2)    Puede ser Paul Boyton, buzo norteamericano quien fue contratado por el gobierno de Piérola junto a George Kiefer para colocar torpedos marinos. Recomiendo leer la obra “George Kiefer and the Necropolis of Ancon” de Linda Jacobs para más datos al respecto.
(3)    Public Record Office. 1882. Correspondence respecting the conduct of war against Peru by Chile 1879-81, pp. 61-63.
(4)    Seoane, Guillermo. 1885. Contra-Memorándum sobre algunas reclamaciones francesas presentado al Tribunal Franco-Chileno, pp. 350-351.
(5)    Ibídem, pp. 96-97.
(6)    Ibídem, pp. 344-345.
(7)    Ibídem, p. 346
(8)    Ibídem, p. 98.
(9)    Ibídem, p. 346.
(10) Soto Cardenas, Alejandro. 1950. Guerra del Pacífico, Los Tribunales Arbitrales (1882-1888), pp. 235-236.