Es conocido que después de la batalla de San Juan
(13/I/1881) una parte de las tropas chilenas se dedicó a la destrucción de
Chorrillos, el balneario más bello del Perú del siglo XIX. Existe la historia
de que 13 bomberos italianos de la Compañía Garibaldi de Chorrillos fueron
fusilados por el ejército chileno cuando intentaban apagar los fuegos del
balneario (ver aquí).
Estuve investigando que tan cierta era esta versión y no hay nada similar
escrito en los diarios o por los historiadores de la época (Barros Arana,
Caivano, Markham, Paz Soldán, Vicuña Mackenna), sólo he encontrado relatos de
este hecho en años posteriores a la guerra, no del mismo año de 1881, pero si
encontré un hecho parecido, el fusilamiento de extranjeros en Chorrillos, entre
ellos tres italianos, ocurrido el 14 de enero de 1881.
La narración de este suceso la encontré en el
archivo del Foreign Office (Relaciones Exteriores) británico, cuyas fotocopias
de microfilm se encuentran en la biblioteca del Instituto de Estudios
Histórico-Marítimos del Perú (IEHMP) hace cuatro décadas.
Spenser St John, ministro plenipotenciario
británico en Perú, escribió un oficio al secretario de Asuntos Exteriores,
conde de Granville, el 9 de agosto de 1881, en donde señala la responsabilidad
que tiene el general Baquedano, jefe del ejército chileno, en la destrucción de
Chorrillos, así como la muerte del doctor inglés Maclean en aquel
acontecimiento. Entre los varios documentos que anexa, hay una relación de
reclamos británicos al Gobierno de Chile por daños en Huanillos, Pisagua,
Miraflores, Chorrillos, Barranco, Ancón, Macas, Chimbote, Paita, Callao, Quilca,
Supe, Arica y Cerro Azul por montos que ascendían a S/. 54,328.59 y £ 64,291 - s. 18 - d. 2,(1) y una declaración en francés de Charles Orengo al ministro
plenipotenciario francés en Perú, Eugene Domet de Vorges.
Spenser St John
Foto: http://middleton-stjohns.com/
EL
TESTIMONIO DE ORENGO
Charles Orengo fue un francés que residió en
Chorrillos y fue testigo de la destrucción del balneario.
Orengo cuenta que a las 5 am del jueves 13 de enero
de 1881, se levantó por un cañoneo consecutivo. Salió de su casa, portando
2,000 soles y su reloj con su cadena, después de haber colocado en su casa un
letrero que decía Français como lo recomendó la Legación de su país.
Situado en una altura, Orengo fue testigo de la
batalla hasta las 8 am, cuando vio que las rabonas corrían hacia la costa y las
tropas peruanas se dispersaban. Orengo se escondió detrás de una gran roca en
la orilla del mar con unos italianos. Fue testigo como los peruanos desde el
Morro Solar se arrojaban al mar, muriendo algunos al estrellarse en las rocas, y
otros retirándose a Chorrillos.
Como los chilenos empezaron hacer fuego sobre la
costa, Orengo cuenta que un italiano izó una bandera blanca con una falda que
le arrancó a una mujer. Los chilenos capturaron a los hombres y un jefe les
interrogó sobre la existencias de minas, a lo que Orengo respondió que el
Gobierno de Piérola ocupaba una habitación en el Club Regatas y que ahí residió
un norteamericano que había colocado torpedos.(2) Orengo se separó del grupo y acompañó
al subteniente Fuenzalida y a 30 soldados chilenos a buscar un salón donde
alojarse.
Orengo cuenta que pasó la tarde del 13 tranquilo
con Fuenzalida. Cuando cenaba con él, se acercó un soldado chileno para decirle
que encontró a un soldado peruano escondido detrás de un bote y cuando le
intimó rendirse le disparó; Fuenzalida ordenó que lo fusilen y lo arrojen al
mar.
Placa de la biblioteca del
Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú
El viernes 14 Fuenzalida le preguntó a Orengo si
tenía licor y comida en su casa, a lo que respondió que aves de corral y
pan. Un sargento y dos soldados acompañaron
al francés y a un italiano, Angelo Descalzi, quien debía cargar los alimentos.
Orengo vio que las casas de la esquina de la calle Del Sol estaban en llamas y
que el fuego comenzaba en el extremo de la calle La Mona, “pero que todas las
casas ya habían sido saqueadas”.
La excursión fue inútil porque no había nada en la
casa de Orengo. Al regreso pasaron por la calle del Tren y fueron testigos de
los incendios y robos.
“En el trayecto, nosotros vimos el robo, el
pillaje, el incendio, la muerte” narró Orengo, quien al arribar al hotel Terry
a las 3 pm, se dio con la sorpresa que Fuenzalida había sido relevado por un
subteniente del regimiento Santiago. Ese día 14, Orengo se la pasó sin beber y
sin comer. A las 5:30 pm llegó el
capitán Aguirre con 24 soldados y se llevaron al cementerio a Orengo y a los
demás: un francés, un portugués, tres italianos y unos pescadores pobres, “cuyo
único delito fue haberles proporcionado pescado en la playa”.
Orengo cuenta que llegaron a las 6 pm y que tres
peruanos heridos fueron fusilados en el camino. Como el capitán Aguirre le dijo
a Orengo que lo iban a fusilar, para salvar su vida le entregó 2,000 soles y su
reloj con cadena. Aguirre ordenó que Orengo se quedará atrás mientras él se
bajó del caballo y marchó con el resto, que fueron fusilados. Ellos fueron el
francés Pierre Gorrio, los italianos Paulino Marsano, Lucas Chiappe y Angelo
Descalzi y el portugués Juan Pereira. Gorrio y los italianos eran conocidos de
Orengo, quien dijo que ellos eran vendedores de limonada y propietarios de
tiendas de comestibles, además que Gorrio dejó esposa e hijos. Pereira era un
pescador desconocido para Orengo.
Luego de los fusilamientos, Orengo le dijo al
capitán Aguirre que en su casa tenía un objeto de oro valorado en 50 soles, lo
que era una mentira porque el mismo Orengo había visto su casa quemarse a las 2
pm. En efecto, cuando fueron a la casa, esta seguía en llamas por lo que
Orengo no podía cumplir ningún obsequio. El capitán Aguirre intentó matar a
Orengo, pero desistió después de las suplicas de este y lo dejó en la calle del
Tren a las 7 pm, frente al cable submarino que estaba ardiendo. Orengo cuenta
que se escondió en un corralón, mientras afuera los chilenos ebrios disparaban
al aire y se disputaban el botín.
A las 6 am del día 15, Orengo salió del corralón y
encontró al inglés Scott, plomero de Chorrillos, junto con Le León, teniente de
navío francés observador de la campaña en el Ejército chileno, quien le ofreció
agua y galleta. Le Léon lo llevó al cuartel chileno, lo dejó en una ambulancia
y le dejó su tarjeta.
“El mismo día a las 12, yo reconocí en el cuartel
al capitán chileno que me salvó la vida y al saludarlo se perturbó un poco; le
enseñé la tarjeta de Le Léon y al leer el nombre me dijo que lo espere al pie
de una columna que allí había, para devolverme el dinero que le había dado para
salvarme la vida. Efectivamente, él fue a los diez minutos con el dinero, el
cual faltaba algo, e igualmente quería devolverme mi reloj, a lo que yo le pedí
que lo guarde como recuerdo mío”.(3)
Charles Orengo no vivió mucho tiempo después de ese
acontecimiento, pues falleció en Lima el martes 18 de enero de 1881. St John
escribió que murió de sobreexcitación.
EL TRIBUNAL
FRANCO-CHILENO Y LOS CASOS DE ORENGO Y GORRIO
Después de la guerra, Chile formó
tribunales de arbitraje con Inglaterra, Italia, Francia y Alemania para
solucionar los reclamos de los ciudadanos de esos países por los daños de
propiedades y lesiones personales que recibieron durante la guerra. Entre los
casos que se alistaron para presentar al Tribunal Franco-Chileno están el de
Charles Orengo y el de Pierre Gorrio. El punto débil del caso estaba en que
Orengo fue el único testigo del fusilamiento de Gorrio, del portugués Pereira y
de los italianos Descalzi, Chiappe y Marsano y falleció antes de que se
instalara el tribunal.
Para la sustentación las
demandas, la Legación francesa en Lima contrató al abogado peruano Guillermo
Seoane, uno de los más reconocidos juristas del siglo XIX.
Foto del autor
Desde un inicio, Vorges intentó
una compensación de Chile para Orengo, inclusive después de su muerte. “Ninguno
de los oficiales citadas por el señor Orengo existía en el ejército”, le
respondieron a Vorges en 1881, pero cuatro años después, Seoane encontró que el
capitán Manuel Aguirre estuvo el año 1881 en el regimiento Esmeralda que integró
la expedición Letelier en el centro del Perú.(4)
En un contra-memorándum de
respuesta al memorándum de Jose Eugenio Vergara, abogado que defendía a Chile
de las demandas en el tribunal, Seoane defiende las reclamaciones francesas.
Así narra que en Chorrillos perdieron su casa los franceses Dominique Ahanneau,
Urbain Bon, Pierre Cluzeau, Félix Dibós, Bernard Gaillour, Gustave Heudebert,
Gentil Layet, Félix Léonard, Jean Baptiste Malherbe y los hijos de Charles
Orengo y Pierre Gorrio.(5)
Seoane transcribe varias partes
de la declaración de Orengo y para sustentarla cita a otros testigos de los
hechos de aquel día.
El italiano Domingo Massabó
confirma que estuvo en la orilla del mar junto a los franceses Orengo, Gorrio y
otros, bajo los peñascos del Salto del Fraile. Estuvieron una hora en el
escondite hasta que se llenó de soldados dispersos, por lo que decidieron irse,
“pero tan luego que salimos al descubierto, el gran número de balas que veíamos
caer al agua, nos hizo retroceder á nuestro sitio; sólo el súbdito francés
Pedro Gorrio continúo adelante”.
Massabó cuenta que Los chilenos les hicieron fuego y una mujer que iba con ellos rompió un pedazo de fustán, lo amarró en el bastón de Massabó y se puso de bandera. Un oficial chileno les ordenó que suban al Morro y les inquirió si sabían de la existencia de minas, a lo que Orengo respondió que en el hotel Terry podrían haber porque unos norteamericanos estaban allí ocupados en el trabajo de torpedos. El mismo oficial se llevó a Orengo y a un portugués acompañarlo al hotel. Según Seoane, el hotel Terry estaba “situado al nivel de los baños, es decir, muy abajo del pueblo de Chorrillos”.(6)
Fidel Giovanini señala que el 14 de enero obtuvo un pase del general Baquedano para asilarse en una balandra de bandera alemana y bajó al hotel Terry, en donde encontró a los franceses Orengo y Gorrio y que el portugués Pereira lo condujo a bordo, agregando que Gorrio quiso acompañarlo pero no pudo porque no tenía permiso. Gorrio se había refugiado en el hotel Terry para alejarse de los peligros de la población, fue detenido por los chilenos y fusilado el día 14. (7) La casa de sus hijos en Chorrillos fue incendiada por los chilenos el 22 de enero de 1881, nueve días después de la batalla.(8)
José Cabañas también estuvo ese
día 14 en el hotel Terry, pero salvó del fusilamiento porque estaba en la
cocina cuando llegó la tropa a llevarse a los franceses Orengo y Gorrio y demás
personas.(9)
El Tribunal Franco-Chileno no dieron sentencia alguna, por lo que nos quedamos con la duda de que tan ciertos eran los casos de Orengo y Gorrio. Chile y Francia firmaron un Protocolo el 26 de noviembre de 1887, mediante el cual Chile pagaba 300,000 pesos de 38 d. (£ 47,500) a Francia por todas las reclamaciones de ciudadanos de su país, entre ellos, los descendientes de Orengo y Gorrio.(10) Francia debía determinar como repartía ese monto entre los demandantes.
CONCLUSIONES
Nunca hubo fusilamientos de bomberos italianos cuando ellos apagaban los fuegos del incendio de Chorrillos. Lo más probable es que los italianos muertos en Chorrillos por las tropas chilenas eran miembros de la compañía de bomberos Garibaldi que hasta hoy existe y con el paso del tiempo, la versión sobre su muerte se haya ido deformando. Inclusive se menciona un bombero italiano fusilado llamado Giuseppe Orengo, pero tal nunca existió, sino es el nombre que reemplazó a Charles Orengo.
El testimonio de Charles Orengo permaneció inédito
hasta que fue publicado en 1885 por Guillermo Seoane, pues personalmente he
revisado libros y diarios entre 1881 y 1884 y nunca lo he visto publicado. Lamentablemente,
su falta de publicación generó o aumentó el mito de los bomberos italianos.
Por Orengo sabemos que cinco extranjeros fueron
fusilados al día siguiente de la batalla y revisando documentos de la época veo
que los chilenos también asesinaron a dos ingleses y otros cinco italianos, demostrando
que si bien no hubo bomberos, si hubo extranjeros, en su mayoría italianos,
asesinados en Chorrillos
NOTAS
(1) En
aquella época, una libra esterlina se dividía en 20 chelines y cada chelín, en
12 peniques.
(2) Puede
ser Paul Boyton, buzo norteamericano quien fue contratado por el gobierno de
Piérola junto a George Kiefer para colocar torpedos marinos. Recomiendo leer la
obra “George Kiefer and the Necropolis of Ancon” de Linda Jacobs para más datos
al respecto.
(3) Public
Record Office. 1882. Correspondence respecting the conduct of war against Peru
by Chile 1879-81, pp. 61-63.
(4)
Seoane, Guillermo. 1885. Contra-Memorándum sobre
algunas reclamaciones francesas presentado al Tribunal Franco-Chileno, pp.
350-351.
(5)
Ibídem, pp. 96-97.
(6)
Ibídem, pp. 344-345.
(7)
Ibídem, p. 346
(8)
Ibídem, p. 98.
(9)
Ibídem, p. 346.
(10) Soto Cardenas, Alejandro.
1950. Guerra del Pacífico, Los Tribunales Arbitrales (1882-1888), pp. 235-236.
Buen trabajo, felicitaciones
ResponderBorrarCreo que debe visitar la compañía de bomberos Garibaldi de Chorrillos en donde ud podrá encontrar documentos históricos de esas fechas en donde se detalla el martirio que sufrieron estos 13 bomberos de origen Italiano. Discrepo con las fuentes de información.
ResponderBorrarExcelente artículo.
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ResponderBorrarDe la lectura no se deduce necesariamente q no se fusiló a los bomberos. La hipótesis q planteas " una leyenda el fusilamiento de bomberos italianos". Una pregunat Chorrillos ardió caso dos dias, y los oficiales no podian contener el esbande de los soldados, hay una carta de un oficial que admite no recibir órdenes para poner orde. Por lo tanto que se incendie Chorrillos era una orden, quemar el balneario de la aristocracia limeña, siendo asi quienes se opusieran al incendio sean declarados hostiles y por tanto asesinados.
ResponderBorrarSOLO VERSIONES, ACLARANDO QUE NO SE RESPETARON A CIUDADANOS DE PAISES NEUTRALES LOS BOMBEROS NO FUERON AJENOS.....LOS BVP TIENEN LA RPTA EN HONOR A LA NOBLE LABOR QUE DESEMPEÑAN.
ResponderBorrarUn articulo demasiado interesante sobre los sucesos escalofriantes de la historia de chorrillos
ResponderBorrarInteresante, pero no prueba o desmiente la versión del fusilamiento de los bomberos italianos. Se debería de apoyar las investigaciones sobre las casas de Chorrillos que, de repente, hasta hoy sobreviven.
ResponderBorrarMuy bueno su relato, pero como comenta otra persona se debería acercar a la CIA. De Bomberos Garibaldi ahí figuran documentos donde consta de las muertes incluso en el Mausoleo de la Cia de Bomberos Garibaldi ubicado en el Cementerio de Chorrillos figura una placa con los nombre de los miembro muertos de la Cia Garibaldi
ResponderBorrarChile algún día pagará su titania
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