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Ingeniero en Industrias Alimentarias de la Universidad Nacional Agraria La Molina, pero que se dedica a un montón de cosas, como escribir en sus ratos libres. Gusta de política, economía, fútbol, música, entre otros. Hobby principal: investigación histórica, principalmente a la Guerra con Chile, y también investiga sobre el actual desarrollo de las empresas peruanas. Es coautor del libro "La Última Resistencia. La batalla en el Morro Solar de Chorrillos el 13 de enero de 1881".

sábado, 7 de mayo de 2016

Combate del 2 de Mayo: parte de la fragata Villa de Madrid


A propósito del sesquicentenario del combate del 2 de Mayo, muchos de nosotros solo sabemos la versión peruana del combate, la versión española es poco difundida. Así como existen partes oficiales de las baterías peruanas, también existen los partes de cada buque español presente en el combate, los cuales detallas los daños que recibieron de la artillería peruana aquel día.

Uno de los buques españoles presentes en el combate era la fragata Villa de Madrid, que durante 1865 fue el buque insignia de la escuadra española en el Pacífico. Tenía una eslora de 257 pies y 9 pulgadas, manga de 48 pies y 5 pulgadas y desplazaba 4,731 toneladas.

De acuerdo al historiador naval español, José Ramón García Martínez, autor de “El Combate del 2 de Mayo de 1866 en el Callao”, el Villa de Madrid estaba artillado con 34 cañones de ánima lisa de 68 libras y 20 centímetros (cm) de calibre, 8 cañones rayados de 32 libras y 16 cm de calibre y 6 cañones de ánima lisa de 32 libras y 16 cm.

La fragata Villa de Madrid
Pintura de Guillermo González de Aledo

El parte oficial de la fragata Villa de Madrid se encuentra en el tomo 2 “Documentos relativos a la campaña del Pacifico (1863-1867)” y es el siguiente:

1866 mayo 3. Fondeadero de San Lorenzo.
El Comandante de la fragata Villa de Madrid a Méndez Núñez.
Remite parte del combate de El Callao, de las averías sufridas por el buque y del comportamiento de la gente de este buque

A las once y media de la mañana del día de ayer, y previa la señal de la capitana, nos pusimos en movimiento listos ya para entrar en combate con el zafarrancho hecho y dirigiéndonos por la popa de la Berenguela. La seguimos a conveniente distancia, para colocarnos en el sitio que de antemano tenía designado este buque, a fin de batir los fuertes situados al norte de la población de El Callao. Serían como las doce y media poco más o menos cuando nos hallamos en las seis brazas de fondo, a cuya hora se paró la máquina, metiendo paulatinamente sobre estribor con el doble objeto de acercarnos hasta caer en las cinco y media brazas y presentar el costado opuesto a los mencionados fuertes. Un rato antes de verificar esta operación ya era muy vivo el fuego que sobre este buque hacían aquellas baterías, teniendo la fatalidad que antes de presentar el costado de babor para empezar a contestar un proyectil de muy grueso calibre penetrase enfilado por el durmiente que cae precisamente encima del 11 cañón (que viene a estar colocado como en el tercio de proa) de aquella banda y taladrando el guardacalor de la chimenea y haciendo una gran abertura en uno de los dos tubos conductores del vapor a los cilindros fue a caer en la cámara de las calderas, después de haber desmentido dos puntales de hierro de los que sostienen la cubierta y tienen su apoyo en la sobrequilla, matando e hiriendo a su paso a los sirvientes de los cañones: 10, 11 y 12 hasta el núm. 13 de los primeros y 22 de los segundos, entre aquéllos al Guardia Marina D. Enrique Godinez y el Oficial de Mar habilitado que se habían prestado a servir la plaza de Cabo de Cañón Francisco Permuy, y de los últimos levemente el Alférez de Navío D. Félix Bastarreche. Como consecuencia de este terrible balazo, la máquina quedó inutilizada para seguir funcionando, y como continuase el fuego del enemigo sobre este buque, el cual no podía corresponder por falta de movimiento, fue necesario para evitar quizás un desastre que la goleta Vencedora, que se hallaba próxima, nos sacase de remolque fuera del tiro de los fuertes, a fin de remediar si era posible las averías del tubo para luego volver al fuego; pero éstas eran de tal entidad que imposibilitaban su reparación sin apagar los hornos, como así se verificó momentos antes de dar fondo en San Lorenzo. No fue esto óbice para que durante la operación de remolque, y mientras el buque presentaba su costado de babor a los fuertes se sostuviese un fuego muy vivo con las baterías de cubierta y el resto útil de la principal hasta hacer unos doscientos disparos. Además de las averías enunciadas  se recibieron tres balazos: uno en la amura de babor a flor de agua, pero que no penetra sino muy pocas pulgadas; otro debajo de la mesa de guarnición de mesana de aquella banda, que rompió un cadenote, y el tercero en el cuarto bote, que se hallaba colgado en los pescantes de estribor, más algunos otros por alto que han costado varios cabos de labor, algunos obenques y el estay de babor de gavia.

A pesar de la gran actividad desplegada en la reparación de las averías de la máquina, ésta no ha podido quedar en disposición de funcionar hasta la mañana de hoy, con sólo cuatro calderas, y espero que en dos o tres días se hallará lista completamente para poder desarrollar toda su fuerza si necesario fuere.

Sólo me resta manifestar a V. S. que tanto la oficialidad como la guarnición y tripulación de este buque han correspondido dignamente a lo que la nación espera de ellos, siéndonos a todos muy sensible que la desgraciada circunstancia ya mencionada hubiera sido causa de no haber podido contribuir con los fuegos de este buque hasta última hora al resultado final del combate.

Todo lo que tengo el honor de manifestar a V. S. en debido cumplimiento.

Dios guarde a V. S. muchos años.

A bordo de la expresada, fondeadero de San Lorenzo, 3 de mayo de 1866.

Claudio Alvargonzález (Firmado y rubricado.)
V° B°
P. O.
Miguel Lobo.

Sr. Comandante General de esta Escuadra

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